La pérdida de audición provocada por el ruido, es la enfermedad profesional más común, según los datos disponibles de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA).
La OMS considera que un 40 % de los trabajadores europeos están expuestos a un elevado nivel de decibelios durante gran parte de su jornada, lo que convierte a la “pérdida auditiva” en la enfermedad profesional irreversible más prevalente.
Puesto que el “ruido” es un agente tan importante en nuestra vida, vamos a aclarar qué es lo que lo diferencia del “sonido”: Ruido es todo sonido no deseado que produce efectos fisiológicos y psíquicos. Entre estos efectos fisiológicos nocivos se encuentra el traumatismo acústico prolongado o sordera profesional, cuya lesión se produce en el oído interno por la exposición continuada a ruidos de elevada intensidad. Si hablamos de los efectos psíquicos del ruido hay que señalar su influencia en el estado de ánimo, que se traduce en fatiga mental, aumento de la ansiedad, de la irritación y la distracción.
Generalmente, se necesitan más de 80 dB para producir un trauma acústico, ya que el oído posee suficientes mecanismos de protección hasta esas intensidades. No existe en la naturaleza ningún ruido persistente que tenga más de 80 dB, excepto las grandes caídas de agua, por lo que queda claro que es el hombre el causante de su propio daño auditivo.