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Cada maestrillo tiene su librillo… y casi todos estamos equivocados. Parece que en cuanto notamos algo dentro del oído o salimos de la ducha sentimos la imperiosa necesidad de introducir algo, muchas veces cualquier cosa descabellada, en la cavidad auditiva ¡Error! ¿es que nadie sabe cómo hay que limpiarse los oídos?

 

La limpieza del oído es muy sencilla… pero NO se debe hacer. Esto parecerá un contrasentido pero en realidad hay muchos más inconvenientes en querer hacerlo demasiado bien que en abstenerse. Así lo cuentan G. Laurens y M. Aubry en ‘Otorrinolaringología Práctica’.

El cerumen no tiene importancia, afirman e instan a la población que siente el deseo irrefrenable de meterse tales utensilios como horquillas, que NO LO HAGAN.baño2

Tampoco hay que enjabonar los oídos y si tenemos alguna infección o enfermedad, dejarlos por completo. Las limpiezas deben hacerse en el oído sano.

¿y por qué nunca deberíamos utilizar los famosos bastoncillos? Porque compactan la cera y la arrastran hasta el fondo en vez de sacarla. Esto puede, además, derivar en infecciones y lesiones y alterar el PH natural de nuestro oído.

Lo que poca gente sabes es que el oído tiene su propio método de auto limpieza, que es a través de la regeneración de la propia piel del conducto, que va impulsando la cera hacia fuera así como partículas de piel muerta. Este proceso se ve interrumpido cuando llevas audífono y la cera se va almacenando al fondo del conducto auditivo externo de donde ya es difícil que salga.

La solución para esto es, cuando se forme un tapón, ir al médico especialista para que lo extraiga.

Cuida de tus oídos como el bien preciado que son y no los ataques con objetos extraños ¡Ellos nunca lo harían! 😉